La mujer de mi vida te hacía
ansiaba que así fuera por el resto de mis días
mas creo que sin proponértelo me hiciste infeliz
al confesarme que estabas casada y ése era tu mayor desliz.
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Fue sin dudas un golpe bajo y artero
para mis deseos e ilusiones
jamás creí que torcerían mi derrotero
provocándome asimismo agrias sensaciones.
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Qué impacto atroz y sicológico
por qué el destino permite vivenciar momentos crueles
tal vez lo haga porque de esos interines críticos
quiere que extraigamos lo positivo obviando tormentos infieles.
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Más allá de todo florcita de mi jardín bello
te sigo amando en secreto y no sé hasta cuándo
porque alguna vez deberé darme cuenta que ello
sino te olvido solo me provocará daño y continuará lastimando.
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Circunstancias y pruebas de la vida ante el dolor
tan difíciles de sobrellevar a veces
ergo que con una buena relación y mucho amor
se las olvidan rápidamente mitigando tantos reveses.
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Y pese a que tú me has perjurado
que ya no lo amas a quien te llevó al altar
sigo teniendo mis dudas aunque desespero por estar a tu lado
queriéndonos a más no poder y juntos por la eternidad soñar.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
Poema escrito -registrado-, 18 de marzo de 2009
Hora de finalización: 16.18
viernes, 20 de marzo de 2009
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