Sé muy bien que no me merezco
nada de ti por haberte herido
pero al menos acepta cuanto te ofrezco
como disculpas de lo que por mí haz sufrido.
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Jamás antes quise lastimarte
ni lo pensé o imaginé siquiera
salvo simplemente poder amarte
por ser mía y no una cualquiera.
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Esperaré si cabe lo necesario pacientemente
hasta que puedas conseguir que recapacites
porque siempre mujer te amé perdidadamente
y no concibo que de mí tú ya te deshiciste.
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Sin dudas admito que te he subestimado
no sabes cuán infeliz me hace recordarlo
porque a tu fina personalidad he admirado
y por ende no entiendo cómo pude menospreciarlo.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
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