Mi alma sufre cruel pena
por tu amor desdichado
que me conminó a condena
en juicio tan disparatado.
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Y no has tenido en cuenta
que supe amarte sin vacilar
por tanto en mí se acrecienta
el dolor que me sabe destrozar.
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Cuando estuviste tan triste
por aquella gran desilusión
que otro a quien tú quisiste
te causó yo te di contención.
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Te cobijé con sutil ternura
curando a tu corazón herido
con dedicación y tan segura
fuiste pues te he protegido.
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Pero razonando he advertido
que de nada valió realmente
porque eres frágil y tu cometido
sólo es vivir de modo indecente.
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A ti te digo adiós dando olvido
claro que ningún mal te deseo
si en mí aquello ya ha perimido
y soy muy feliz con lo que poseo.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
Derechos Reservados de Autor Ley 11.723 (08.06/03092018)
Poema Nº 2230
lunes, 3 de septiembre de 2018
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