Qué demasiado lejos quedó nuestro ayer
cuando muy felices los dos nos amábamos
y veíamos con otra mirada sin comprender
que en la vida todo acaba y ni lo pensamos.
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Cuán imposible nos resulta resignadamente
a que el tiempo se muestre tan implacable
y a su debido momento indubitablemente
nos cobre cualquier error siendo lamentable.
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Por qué las desavenencias más distancias
marcan el derrotero a seguir para el adiós
que inexorablemente evidencia importancia
por fracasos que ni borran plegarias a Dios.
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Pero aunque uno viva haciendo lo mejor
siempre un tropiezo o acaso imponderable
rompe cruelmente con monotonía y el rigor
se siente incluso de manera incontrastable.
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Así es asimismo el amor que un buen día
decide finalizar con esa relación de años
sin sopesar aquellos interines de armonía
o convivencia en paz y ocasiona vil daño.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
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Poema Nº 3660