domingo, 15 de mayo de 2016

DULCE MADRE MÍA

Tu triste adiós repentino me devastó
fue artera puñalada hiriente para mi ser
que el destino cruel a mi amor de hijo le asestó
dejándome sin ti querida Mamá ¡oh gran mujer!.
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Una fría y desapacible mañana gris de otoño
silente al más allá emprendiste el largo camino
quedándonos por ti apenados todos tus retoños
cual designio vil de la vida y cruento desatino.
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Empero en el tránsito terrenal tu mayor obra
fue haber sembrado semillas de esperanza
previo a tu paso a la inmortalidad que cobra
otra real dimensión por asumirlo con templanza.  
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Tu vida siempre fue centrada y nunca aprisa
una leona guerrera que arremetió para adelante
además derrochaste simpatía y pícara sonrisa
siendo por principios leal ergo no vacilante.
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Tu alma y manos caritativa tendiste al prójimo
sin mirar a quién entendiendo que solidariamente
feliz dabas parte de ti haciendo bien al máximo
sin detenerte a considerar nada verdaderamente.
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Dios decidió que cumpliste tu ciclo y te llevó
a su reino celestial como ángel que seguro velará
por tus seres queridos a quienes huérfanos nos dejó
sin tu calor maternal pero convencidos que nos protegerás.
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Para ti María dulce Madre mía que brille la luz infinita
y jamás se apague como tierna progenitora tu amor y gloria
pues me siento muy orgulloso porque tú amén de bendita 
hiciste hombre digno de mí y deseo evocar tu rica historia.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
Derechos Reservados de Autor Ley 11.723 (10:21/15052016)
En tu memoria amada Mamá María