viernes, 30 de agosto de 2013

UN TIEMPO DE REFLEXIÓN

Todo nacimiento trae siempre aparejado
en la conformación de las familias un incremento
de los componentes a veces inesperado.
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Y en los mejores casos el benjamín
es recibido con la alegría propia cual alborozo 
mientras no falta quien piense de modo ruin.
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Son en las menos afortunadamente 
que el alumbramiento es no querido
despertando cierto rechazo por consiguiente.
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Cuando esto poco feliz sucede innegablemente
se produce un resquebrajamiento en la relación
que bien podría darse entre toda madre y su bebé increíblemente.
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Y por qué incivilizadamente ocurre cabe preguntarnos
¿acaso esa unión natural y sanguínea no amerita
la oportunidad de estrechar lazos sin lamentarnos?  
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Qué cabeza poco cuerda y nada de sensata  
puede elucubrar desprenderse de un hijo
que antes concibió en sus entrañas para seguir su vida pacata.     
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Si bien son hechos recurrentes de la vida
que aunque nos duelan y por cierto disgusten
uno no puede abstraerse de esa realidad compungida.
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Es por cierto indignante realmente al causar gran desilusión
pensar que esas cosas en la cotidianidad suceden y también
qué bueno sería si esas madres desaprensivas tuvieran un tiempo de reflexión.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
Derechos Reservados de Autor (00.18/30082013)