sábado, 5 de diciembre de 2020

EL VERDADERO AMOR

El verdadero amor de pareja, es semilla que necesita de sutil cuidado y riego. Día a día para crecer. Todos somos dotados para cultivarlo.
El amor se construye con cimiento y estructura sólida. Así se lo edifica para soportar los sinsabores e imponderables. Y para que nos sea satisfactorio. 
Es ir paso a paso. Convencidos y seguros, obviamente con optimismo. Conscientes de la realidad.
Requiere también de compromiso, comprensión, total confianza y decisión. No admite descuido ni olvido. 
El bendito amor, es compañía y buen diálogo. Es abrirse a oír y saber decir las cosas en su justo momento.
Es perfecta creación y combinación de la vida. Nada se compara ni lo iguala jamás.
Es mancomunión profunda entre los enamorados. Se forjan un amor estable y duradero. Sin egoísmos. No hay ningún secreto en ello.
Un lazo tremendamente capaz de resistir y subsistir por la eternidad. Es cual ley de la vida y un derecho inalienable de la civilización. 
Toda persona en una relación, discierne y advierte claramente en su interior, sensaciones tan indescriptibles propias del amor. Esencial afecto pero no casual.
Respetar y valorar mutuamente, es la principal premisa al amar. No es justo sufrir ni llorar ante vacío e impuro amor.
Siempre es solemne e incorruptible felicidad que la humanidad siente cuando ama. No es fruto del azar. 
Prodigar atención al amar, es valiosa demostración de interés hacia quien amamos y elegimos como ladero, siendo pilar en nuestra existencia. Pues, enaltece al amor.
Está lleno de cosas naturales e imperceptibles de la vida. No precisa ser ostentado ni gritado al mundo. No es trofeo de guerra.   
El amor, fluye vigoroso de corazón sincero. No escatima tiempo ni esfuerzo. Para el amor no importa edades. Se abre cual capullo al sol.
Es real, tangible, que se nutre de ternura y bondad. Es cálidamente un bálsamo que nos reconforta el alma.
Es caricia grandiosa nacida desde lo más recóndito de cada uno. Y, entregada sin esperar a cambio.
La piel de uno lo intuye, lo sabe y lo espera. Y al erizarse, lo percibe incuestionablemente. Surge por apego íntimo al otro.
No es opulencia el amor. Es, en verdad, la medida justa de cariño que amerita brindarse a diario.
Quien lo da como quien lo recibe, se regocija amando tanto como ser amado. Es lo más maravilloso.
Es sencilla pero no menos importante muestra de aprecio que despierta otorgarse. No hay otra explicación válida al respecto.
No existe casualidad en el amor, ni todo es obra de la causalidad. Es especial y no idealizado, por confluir varios factores.
Huelgan las palabras habiendo bonito amor. Bastan pequeños o simples gestos de sentimiento que lo realza.
Los seres nos atraemos inexplicablemente al amar. Y lo internalizan nuestros cuerpos, disfrutando a más no poder.
En una convivencia, la correcta actitud al amar es contraria a cualquier cinismo, hipocresía, indiferencia, infidelidad y desengaño.
El amor, es beso, caricia, miradas que se conectan y entrecruzan, expresando silentes e infinitas palabras cual adoración pura. 
Pasión, libido, lujuria o gozo irrefrenable, complementan al amor. Es sexualmente sana excitación. Y, acrecienta aún más, exquisito placer.
Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
Derechos Reservados de Autor Ley 11723 (00.02/05122020)
Poema Reflexión N° 3.000


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