DIOS TOCÓ A MI CORAZÓN

Cuando joven pensaba para mi adentro
ser dueño absoluto del mundo y centro 
de atención a quien todos debían rendir
pleitesía dado mi ego elevado al vivir.
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Obviamente cual impetuoso adolescente 
osaba experimentar llevarme por delante
al universo y en general a quien me mirase
de modo extraño o bien me desagradase.
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Fui un pendejo pendenciero y atrevido
haciendo equivocadamente lo indebido
pese a que mis padres supieron enseñar 
buenos modales y educación o respetar.
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Pero no sé por qué circunstancia o razón
en mi comunidad fui el chico que desazón
causaba hasta que Dios tocó a mi corazón
y por fortuna cambié para mejor a la sazón. 
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Así con el tiempo aprendí a comprender
cuán equivocada era mi manera de ver
la cruda realidad de la vida y su vorágine
detalle este que antes jamás lo imaginé.
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Juan Alberto "Beto" Gómez
Corrientes - Argentina
Derechos Reservados de Autor Ley 11723 (08.00/12012023)
Poema Nº 3576